Familia y Escuela juntos con la Educación Sexual Integral de los Adolescentes
Sabemos que no es fácil hablar con claridad y sencillez de algo tan importante como la sexualidad y, sobre todo, cuando se trata de nuestros hijos e hijas. Sin embargo, es posible y está en manos de todos: para una educación sexual en familia no es necesario ser maestro,médica o psicólogo, ni tampoco hay que saberlo todo. Para comenzar, lo más importante es el afecto, crear climas de confianza, tener una buena disposición y poder escuchar y comprender a los chicos.
En primer lugar, es necesario que sepamos que la Educación Sexual Integral no es sólo “hablar de relaciones sexuales”. Es mucho más que eso. Tiene que ver con aprender a expresar emociones y sentimientos, a reconocer y respetar valores como la amistad, el amor,la solidaridad, la intimidad propia y ajena y a cuidarnos y cuidar a los demás.
La Educación Sexual Integral también tiene que ver con los derechos de las personas;por ejemplo, a ser bien tratados, a no sufrir presiones para tener relaciones sexuales si es que
no quieren, a que se trate de igual manera a varones y a mujeres, a ser respetados no importa cuál sea la orientación sexual, a decir “no” a las relaciones de pareja violentas, entre muchas otras cosas.
TODO ES MAS FÁCIL:
- Cuando superamos la vergüenza.
- Cuando no nos hacemos los distraídos.
- Cuando escuchamos sin juzgar ni censurar.
- Cuando hablamos sinceramente.
- Cuando damos el primer paso si ellos no se animan.
Entrando en la adolescencia
Seguramente, la mayoría de las personas adultas coincidimos en que los temas de sexualidad estaban casi siempre ausentes en las conversaciones familiares. Tampoco se hablaba demasiado de esto en la escuela. Pero las cosas pueden cambiar, si nos lo proponemos. Para poder hablar con nuestros hijos e hijas, repasemos lo que tenemos que saber sobre los cambios que ocurren en la pubertad y la adolescencia. La palabra clave en este momento de la vida es “cambio”. ¿Y qué cambia? Veamos algunos ejemplos:
- Se hacen nuevas preguntas: “¿Me tengo que afeitar? ¿Puedo salir solo? ¿Por qué menstrúo?”.
- Cambian de ánimo con facilidad: expresan enojo, ira, alegría, tristeza, todo de un momento para otro.
- Se enamoran. Tienen nuevos pensamientos y sensaciones físicas frente a la presencia de personas “especiales”. Con esos enamoramientos, aparecen las ilusiones y también las primeras desilusiones.
- A veces sienten que los grandes no los entienden: les molestan las preguntas, no obtienen las respuestas que quieren, necesitan ser más independientes, quieren cambiar las cosas que sienten injustas.
Pero, sin dudas, la transformación más visible tiene que ver con los cambios que se producen en el cuerpo:
- A los chicos y a las chicas les crecen pelos en el pubis, en las axilas, en los brazos y en las piernas. Se desarrollan y maduran los genitales. Empiezan a salir granitos en la piel (acné juvenil). El cuerpo transpira más y surgen olores corporales nuevos.
- A las chicas en particular, se les ensanchan las caderas, les crecen los senos y se les marcan los pezones, por eso empiezan a usar corpiño. Tienen secreciones vaginales (un flujo que puede ser transparente o blanquecino). Llega la primera menstruación y, con ella, la posibilidad de quedar embarazadas en el caso de tener relaciones sexuales.
- A los chicos se les ensanchan los hombros, les crecen la barba y el bigote, les cambia el tono de la voz. Comienzan a tener eyaculaciones y, si tienen relaciones sexuales con una mujer sin cuidarse, pueden dejar embarazada a su pareja.
Estas transformaciones pueden darse más o menos lentamente. Cada chico y cada chica
recorren su propio camino hasta llegar a tener un cuerpo adulto.
En estas situaciones, la palabra de los adultos es muy importante para que los y las jóvenes puedan valorarse y apreciarse en su justa medida. No hay “buenos y lindos” y “malos y feos”. Cada uno es lindo o linda por lo que es. Aceptar nuestro propio cuerpo es aceptarnos a nosotros mismos. Ayudar a que entiendan y acepten este proceso es central para que se gusten y acepten tal cual son.
Más allá de los momentos difíciles y de las discusiones que a veces tengamos con nuestros chicos y chicas, no tenemos que bajar los brazos: es fundamental mantener la comunicación y el afecto.
Podemos en la escuela juntos con los padres y alumnos pegar carteles de manera que todos tomen conciencia d la importancia de hablar sobre la ESI en al escuela y en la casa.
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